Se presentó en el Tribunal Federal del Distrito Norte de California, División San Francisco, una demanda colectiva contra Apple Inc., encabezada por los autores Grady Hendrix y Jennifer Roberson. Ambos escritores sostienen que la empresa utilizó sin autorización sus obras -y las de miles de otros autores- para entrenar sus modelos de inteligencia artificial dentro de la iniciativa “Apple Intelligence”.
Advierten que este tipo de prácticas afectan directamente al mercado editorial, ya que los modelos de Apple pueden producir contenidos que compiten con los libros originales, diluyendo así su valor económico y cultural
La acción judicial afirma que Apple recurrió al dataset “Books3”, una colección de casi 200 mil libros pirateados provenientes de la biblioteca digital clandestina Bibliotik. Según la presentación, esas obras fueron empleadas para alimentar a los modelos de lenguaje OpenELM y a los Foundation Language Models de la compañía.
Los autores sostienen que Apple buscó evadir el pago por obras literarias, recurriendo a bases de datos piratas y describiendo ese material como “públicamente disponible”
Los demandantes señalan que no otorgaron su consentimiento ni recibieron compensación por el uso de sus textos. Además, advierten que este tipo de prácticas afectan directamente al mercado editorial, ya que los modelos de Apple pueden producir contenidos que compiten con los libros originales, diluyendo así su valor económico y cultural.
La demanda también pone el foco en la estrategia de Apple para encubrir las fuentes de sus datos de entrenamiento. Aunque la compañía cerró acuerdos de licencias con bancos de imágenes y medios de comunicación, no procedió de igual manera con los escritores. Los denunciantes sostienen que Apple buscó evadir el pago por obras literarias, recurriendo a bases de datos piratas y describiendo ese material como “públicamente disponible” u “open source”.
El reclamo no solo apunta a una indemnización económica. Los actores solicitan que se ordene a la empresa destruir los modelos y conjuntos de datos que contengan las obras protegidas, así como una medida cautelar para evitar futuros usos no autorizados.
Otros antecedentes judiciales:
También en California, ya en el caso Bartz et al. v. Anthropic PBC (2025), autores como Andrea Bartz, Charles Graeber y Kirk Wallace Johnson denunciaron que sus obras literarias habían sido utilizadas sin autorización para entrenar el modelo de lenguaje Claude, desarrollado por Anthropic.
El juez William Alsup reconoció que la empresa había recurrido a copias no autorizadas de libros para conformar una base de datos digital, pero determinó que el uso final dado a ese material resultaba “excesivamente transformativo”, ya que no buscaba replicar las obras originales, sino generar contenido nuevo y distinto.
El fallo se apoyó en la doctrina del uso justo, prevista en la Sección 107 del Copyright Act estadounidense, que limita el alcance de los derechos de autor cuando se trata de usos específicos que cumplen criterios determinados.
"El propósito de usar obras protegidas para entrenar LLMs es esencialmente transformador", escribió Alsup, pero añadió que retener una "biblioteca pirata" cruzaba la línea.
Un hito importante fue la certificación de la clase, transformándola en acción colectiva, se amplió el alcance e incluyó a todos los titulares de derechos (autores y editores) de libros registrados en la Oficina de Copyright de EE.UU. antes del 10 de agosto de 2022, con ISBN o ASIN, que fueron descargados de LibGen o PiLiMi por Anthropic.
Frente a ello, la compañía quedó expuesta a daños estatutarios de hasta 150.000 dólares por obra (una cifra teórica de cientos de billones de dólares) que amenazaba la supervivencia
Finalmente Anthropic acordó pagar 1.500 millones de dólares, con compensaciones individuales de hasta 3.000 dólares por obra afectada, con el fin de cerrar el pleito.
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