La Cámara en lo Criminal y Correccional 2° Nominación de la ciudad de Córdoba condenó a cuatro años de prisión a un hombre, de 81 años, que tenía en su computadora de escritorio material de abuso y explotación sexual infantil descargado mediante el programa de intercambio de archivos, peer to peer (P2P), denominado eMule.
Fue declarado autor de facilitación de material de abuso y explotación sexual infantil agravado por la presencia de representaciones de menores de trece años de edad; y tenencia de representaciones de abuso y explotación sexual infantil con fines inequívocos de distribución agravada por ser la víctima menor de trece años de edad.
Durante el juicio, la defensa cuestionó la existencia del dolo exigible para la figura de la facilitación de material de abuso y explotación sexual infantil, argumentando que el acusado ignoraba que mientras descargaba imágenes para su exclusivo consumo también contribuía a su difusión.
Sin embargo, la vocal Inés Lucero explicó que dicha afirmación no se compadecía con la prueba incorporada. Pese a su edad -79 años al momento de los hechos-, el acusado residía solo en su domicilio, poseía plena autonomía y lucidez y, además, tenía un título en ingeniería. Tampoco era un neófito en el campo informático; puesto que, entre otras cosas, había instalado en su computadora de escritorio eMule y Ares.
Este tipo de programas permiten que los archivos descargados por un usuario queden a disposición de otros integrantes de la red, hasta tanto sean retirados de la carpeta creada a tal efecto, que suele aparecer titulada como “Incoming” y posibilita que todos los usuarios conectados retroalimenten la red con el material que hayan descargado en sus computadoras personales.
La jueza señaló, asimismo, que la red P2P es esencialmente un programa de intercambio de archivos en el que se comparten todo tipo de documentos y que permite tanto el almacenamiento como la descarga directa desde el ordenador de uno o más usuarios de manera descentralizada, ya que cada equipo conectado a su red desempeña tanto funciones de servidor como cliente.
Asimismo, subrayó que el hombre tenía instalados en una de sus computadoras más de cincuenta programas y que al menos cuatro de ellos eran de difícil manejo. EMule no es un programa “novedoso”; sino que circula hace varios años y que, actualmente, no se utiliza para descargar música, películas u otros materiales lícitos.
En el caso, el imputado también efectuó indagaciones específicas de material que contuviera a menores en actividades sexuales. “Es decir que utilizó términos que resultan sumamente ilustrativos que se manejaba en un ámbito que conocía y que era prohibido”, concluyó la jueza.
De este modo, se concluyó que el acusado claramente instaló, junto a otros cincuenta programas, uno que le proporcionaba lo que estaba buscando y que consiste en material prohibido.
“Sería irrisorio pensar que (…) pretenda instalar la idea de que desconocía cómo funcionaba este programa. Pues no buscaba ‘recetas de cocina’, indagaba nada más y nada menos que material de abuso sexual infantil, tal como surge de sus búsquedas específicas”, añadió la magistrada.
En el caso, el imputado también efectuó indagaciones específicas de material que contuviera a menores en actividades sexuales. “Es decir que utilizó términos que resultan sumamente ilustrativos que se manejaba en un ámbito que conocía y que era prohibido”, concluyó la jueza.