El
presente trabajo se centra en el dilema planteado sobre la vinculación entre el
MERCOSUR y el ALCA, y su probable complementariedad o antagonismo. El objetivo
trazado es desechar tal planteo dicotómico, por estimarlo inexacto, dado que no
aceptamos ni una complementariedad servil (al estilo propugnado por Joseph
Stiglitz) ni un antagonismo disfrazado en presuntas incompatibilidades
jurídicas que no son tales. Los autores –formados en el ideario de la
integración regional latinoamericana- son propulsores de la verdadera
integración, concebida como una herramienta superadora de los niveles de
subdesarrollo que caracterizan a nuestras sociedades. La conclusión es de un
acendrado rechazo al ALCA (al que concebimos como un engendro librecambista con
resabios notorios de proteccionismo norteamericano) sólo satisfactorio y
potable para las aspiraciones hegemónicas del gran gendarme del norte que,
mediante acciones político-militares y ejercicios económico-financieros,
incentiven su dominio exclusivo sobre nuestras
maltratadas sociedades.
I.- Planteo del tema.-
El tema en abordaje nos
lleva a considerar la cuestión desde una posición dialéctica entendida como un
sistema abierto, en continuo cambio, fundado en nuevas experiencias y prácticas
ya elaboradas, existentes y a plasmarse sobre la base de la formulación de los
proyectos-esquemas habidos en la dimensión histórico social de las relaciones
entre América Latina y América del Norte.-
Centramos
la búsqueda en la praxis concreta -como dimensión teórica desde un análisis
pluridimensional- del aspecto histórico de la cuestión, mediante la experiencia
vivida , la correspondiente a su estado actual, y la resultante de una
prospectiva, según lo sepamos definir y construir.-
No podemos soslayar la consideración
de la esencia transformadora y la vocación libertaria de las relaciones
sociales plasmadas entre los pueblos configuradores de la sociedad mercosureña,
su proyección como relaciones sur-sur focalizadas en su devenir hacia la
búsqueda de una verdadera Integración latinoamericana.-
Esquema susceptible de
armonizar los intereses nacionales y regionales en un sólido bloque que
contemple –fundamentalmente- la dignidad de los pueblos que lo conformen,
realizada por la actividad creadora de todos los latinoamericanos.-
Es preciso tener en consideración
nuestra identidad, que se va forjando en antagonismo con la identidad de
los Estados Unidos de Norte América, vista desde su desarrollo y perspectiva,
donde cabe rechazar a quienes propician o propiciaron posiciones extremas como
una complementación MERCOSUR-ALCA (Ricardo Lagos, en Chile, Jorge Battle
en Uruguay, Carlos Menem en Argentina, etc.).-
a) Esa complementariedad de
unirnos al hoy existente NAFTA y al proyectado ALCA para ser un solo continente
(de Alaska a Tierra del Fuego) en consonancia con la Iniciativa de las
Américas, lanzada en 1990 por el ex presidente Bush y como culminación de la
Doctrina Monroe, apoyada por muchos de los abanderados del neoconservadurismo
-quienes se hacían llamar neoliberales- de consuno con las actuales necesidades
económicas, políticas y sociales del país del Norte en el marco de su crisis en
la coyuntura internacional y de un deseo largamente acariciado, contradice
necesariamente la formación de nuestra identidad, nuestra cultura y
organización.-
Igual actitud de recelo y rechazo
tenemos hacia quienes más desembozadamente escriben –actualmente- desde la
hipocresía de su experiencia burocrática vivida y fomentada en los organismos
internacionales de crédito- que han obstaculizado el progreso humano en general,
y el latinoamericano en particular- críticas desde y hacia la potencia
dominante acerca de las consecuencias nefastas de la incorporación referida del
MERCOSUR al ALCA, tal el caso del economista norteamericano Joseph Stiglitz .-
En tal sentido son elocuentes las
declaraciones formuladas recientemente por el citado Stiglitz, premio Nóbel de
Economía, ex vicepresidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa
Blanca durante la administración Clinton, integrante del Banco Mundial,
instituciones todas ellas culpables de la asfixia económica y la desgraciada
situación social en que han sumido a nuestros pueblos.-
Expresó el autor que “...el ALCA
tendría que ser inaceptable porque conduciría a una mayor inestabilidad y
elevaría el desempleo en la Argentina y en América Latina”, manifestando que su
país (los E.E.U.U.) “siempre fue hipócrita en las negociaciones comerciales
internacionales y ahora está exportando esa hipocresía a todo el continente”
(Diario HOY , La Plata, diciembre de 2003).-
Si bien tal crítica reviste
certidumbre, al menos debemos preguntarnos desde que visión es formulada y a
que intereses responde; entonces la respuesta que nos surge muestra una visión
sesgada, en función de direccionarnos hacia una falsa solución.-
El enfoque de Stiglitz avanza y
sostiene que “...si los Estados Unidos siguiera su retórica y fuera realmente
un acuerdo de libre comercio, sin barreras agrícolas o arancelarias ni
cláusulas que socaven la soberanía de algunas naciones, el ALCA sería bastante
bueno para Latinoamérica” (Diario HOY,
La Plata, diciembre de 2003).-
Esta afirmación se formula sin
perjuicio que -el economista- prosigue advirtiendo “que la primera potencia
mundial ya dijo que el tema agrícola no se discute, que las barreras
arancelarias tampoco y que se mantiene la idea de una liberalización de los
mercados de capitales americanos” (Diario HOY, La Plata, diciembre de 2003).-
Un análisis sobre las supuestas bonanzas y el postrer despilfarro de la
década de los ’90 (una nueva década infame), a la que caracterizó como una
burbuja que explotó y en la cual definió a la Argentina “como un reflejo de la
exhuberancia irracional” que impregnó a la economía internacional de los ’90,
parece la opinión esbozada por un espectador ascético del mundo de las finanzas
y no por alguien que integró el “staff” de los organismos internacionales de
crédito que tan nociva influencia tuvieron en el empobrecimiento de nuestro
sufridos pueblos.-
Dejarnos embaucar por la visión
economicista de autores como el citado,
llevan implícito el riesgo de aceptar –una vez más- recetas diseñadas desde el
centro hacia la periferia, y olvidar livianamente lo que fue la década
menemista en nuestro país, donde se implantó salvajemente el credo neoliberal,
con las consecuencias padecidas.-
Posturas como la reseñada -a título
ejemplificativo- omiten analizar el inexorable antagonismo, la lucha y
oposición de doctrinas, concepciones y prácticas, condición “sine qua non” para
afirmar y construir nuestra propia identidad, la cual sólo puede ser realizada
enfrentando con energía y madurez la política del gran gendarme del Norte en
esa relación dominante-dominado sobre la cual tan claramente explicitara la
-todavía vigente- teoría de la dependencia.-
Por ello pretender una idea de
complementación entre MERCOSUR y NAFTA o ALCA, significa que el esfuerzo de los
pueblos latinoamericanos sólo servirá para perfeccionar algún rubro o sistema,
fomentando ni más ni menos que una íntegra y perfecta unificación dependiente
con los Estados Unidos, a partir de la sumisión política y la dependencia,
siendo funcionales a sus intereses. En concreto nos ofrecen la panacea que
-superando algunos aspectos económicos- se puede alcanzar una posición de
eventual complementariedad, a la cual desde ya nos oponemos.-
b) La otra
variante planteada en el temario -por los organizadores del evento- alude al
supuesto o concreto antagonismo entre MERCOSUR y ALCA.-
Al respecto debemos señalar que
dentro del marco jurídico-institucional en que se inserta el MERCOSUR, nacido
en el ámbito de la ALADI como un Acuerdo de Complementación Económica,
respetando la aplicación de la cláusula de nación más favorecida y la
posibilidad de extensión a terceros países asociados de las ventajas concedidas
en el marco de ALADI –por una parte-, y por la otra, respetando los principios
rectores que informan el comercio mundial (reglas del ex G.A.T.T. actual O.M.C.
), con las reservas formuladas para los acuerdos de integración, no existiría
–en principio- antagonismo para
la coexistencia entre ambos esquemas.-
Considerando
la vigencia del acuerdo marco interregional de Cooperación celebrado el 15 de
diciembre de 1995 entre MERCOSUR y la UNION EUROPEA en aras de alcanzar una
zona de libre comercio entre ambos miembros de la comunidad internacional, y los acuerdos marco en negociación
con la C.A.N. (Comunidad Andina de Naciones) entre otros, avalan la posición de
la no existencia de antagonismo posible entre MERCOSUR y ALCA.-
Deseamos
puntualizar -ello será objeto de desarrollo en el acápite siguiente- que no
resulta adecuado el planteo dicotómico de complementariedad o antagonismo, sino que interpretamos -al influjo del
método dialéctico de oposición de tesis y antítesis, en procura de una síntesis
superadora- que el planteo correcto se centra en profundizar la idea fuerza que
le es contrario a nuestros intereses tanto una complementariedad servil (al
estilo de Stiglitz) como un antagonismo sustentado en supuestas
incompatibilidades jurídicas o meramente comercialistas. Lo que realmente importa es poner de manifiesto tanto la inviabilidad
del ALCA para todos los países latinoamericanos como nuestra más férrea
oposición a que la Argentina en forma unilateral o como miembro del MERCOSUR,
mediante una nueva versión del 4 + 1, vuelva a repetir los lamentables
procederes en materia internacional que signaron a la década menemista con sus
tan mentadas “relaciones carnales” con los E.E.U.U..-
Desde una
concepción del MERCOSUR que recepte el modelo que estimamos adecuado a nuestras
características e idiosincrasia (que se
explicitará seguidamente), democrático, participativo, socialmente justo,
autónomamente soberano dentro del contexto de interdependencia del sistema
global, participando en un pie de igualdad y resaltando ante todo el concepto
de dignidad, va de suyo que este ideario de nuestros precursores del
integracionismo latinoamericano, no se compadece en absoluto con el esquema
neoliberal -simultánea y contradictoriamente proteccionista- de su mentor
ideológico que conllevan implícito el ALCA y la Iniciativa para las Américas (sea en su versión profunda, como en su versión light, expresiones tan
en boga en estos días).-
II.- Algunos desarrollos básicos.-
El análisis de lo expuesto puede
profundizarse poniendo el acento en algunos aspectos: histórico-políticos,
económicos, jurídico-institucionales, culturales, pero la brevedad del presente
limita su desarrollo.No obstante ello, destacaremos algunas notas.
1.- Los acontecimientos deben
ser analizados en un contexto histórico-político y social, y en el marco de una
situación de opresión y dominación inclementes realizada por los países más
poderosos (E.E.U.U. y el resto del G. 7 ) por la vía de la asfixia
ecónomico-financiera.-
En aras de alcanzar su desarrollo
pleno los pueblos latinoamericanos deberán afrontar el desafío de diferenciar
entre dos culturas contrapuestas en la relación “centro-periferia”, plasmando
un diálogo maduro entre pares, capaz de hallar un camino dentro del contexto
hegemónico actual, que sea –simultáneamente- respetuoso de los derechos humanos
y consolidador de los esquemas de regionalización como el MERCOSUR, de modo tal
que sus beneficios se afirmen hacia su interior y se desplacen, en una
dirección Sur-Sur, entre todos los pueblos de Latinoamérica.-
Esto se vincula con la idea de la
consolidación -en su personalidad jurídica (artículos 34, 35 y 36 del Protocolo
de Ouro Preto)- de la sociedad MERCOSUR, desarrollando un esquema que procure
identidad propia, profundice el ideario
latinoamericanista y no especule con alcanzar sólo ventajas comerciales
coyunturales.-
2.- En materia económica, la
consolidación y profundización de un esquema de integración regional – tal
podría ser el caso del MERCOSUR si existiera una firme decisión política de
avanzar en tal sentido- puede convertirse en una herramienta válida para
alcanzar niveles de desarrollo impensados si se los proyecta en forma
individual. La estructuración de un mercado ampliado, con libre movilidad de
los factores productivos, sustentado en instituciones supranacionales (Tribunal
de Justicia, órganos comunitarios, etc.) y coordinación de políticas
macroeconómicas –entre otras cosas-
apuntarían la cuestión en la dirección correcta procurando efectuar un
salto cualitativo que permita superar nuestro subdesarrollo dependiente.-
3.-Hace falta
poseer un orden jurídico cierto y para ello es necesario la creación de un órgano
independiente, con facultades suficientes de realizar iniciativas, con
independencia de los países miembros y estabilidad relativa otorgada por todos
sus integrantes, permitiéndole
controlar el cumplimiento del derecho de la integración, capaz de plantear las
cuestiones públicas y privadas ante un Tribunal de Justicia.-
Precisamente hacemos referencia a la
necesidad de establecer un Tribunal de Justicia del MERCOSUR, que supere
la insostenible solución arbitral existente desde la vigencia del Protocolo de
Ouro Preto (1994), con capacidad de
decidir y prevenir los conflictos y descontentos entre las partes, sea mediante
resoluciones obligatorias, sea instrumentando un recurso de interpretación
prejudicial, como modo de afianzar
armónicamente el derecho comunitario. Su ausencia la estimamos un
defecto capital y limitador de la profundización del esquema.-
4.- Los temas culturales no
poseen el debido desarrollo y concreción, y en tal sentido es ímproba la labor
a ejecutar, principiando por transformar el tema de la integración como objeto
de debate permanente en el ámbito público, en los medios masivos de
comunicación y en nuestras escuelas.-
Más allá de las desavenencias
habidas en el devenir de la historia, lo real y concreto es la profundidad de
nuestra raigambre común, esa mezcla de culturas latina o ibérica (en
realidad hispano-lusitana) con sus notas de individualismo y personalismo
vital; indigenista heredada de pueblos que supieron desplegar niveles de
integración comunalista -criminalmente extinguidas- como mayas, aztecas, incas,
guaraníes, etc. y –por último- africana, con su sello vigente en vastas
regiones de nuestro continente.-
La identidad de Nuestra América
Latina se conformó en la filosofía de la liberación contra las distintas
dominaciones coloniales. Se continúa en esa praxis, en proceso de síntesis –mestizaje
cultural- de conformación histórica por medio de un proceso interactivo
-respetuoso de diferencias- e integrador -en lo concreto- de un
proyecto político democrático, participativo y solidario, en la búsqueda
transformadora de justicia, igualdad, libertad y dignidad, para desarrollar su
común destino independentista.-
No debemos olvidar que la
constitución del ALCA es un objetivo y un instrumento de la política exterior
de los Estados Unidos que apunta a la apertura de los mercados de América para
colocar allí los excedentes de su oferta exportable.-
El objetivo
–aparente- es la constitución en toda América (de Alaska a Tierra del Fuego) de
una zona de libre comercio con las implicancias propias que tal concepto
encierra –eliminación progresiva de las barreras al comercio y a las
inversiones.-
La implementación del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA o FTAA, según su sigla en inglés) que procura
crear por consenso de los 34 países miembros el mercado más grande del mundo con 800 millones de personas
(¿cuántos de ellos consumidores? ) y un Producto Bruto Interno acumulado
(P.B.I.) de alrededor de 13 billones de dólares, se encuentra en una etapa que
–afortunadamente para nuestras pretensiones- dista del escenario grandilocuente
y triunfalista en que se anunció la Iniciativa para las Américas, por parte del
ex presidente Bush en junio de 1990, y de la firma del Pacto para el Desarrollo
y la Prosperidad –que incluyó un documento denominado Plan de Acción que
contenía la idea de un mercado libre continental- suscripto por los Presidentes
y Jefes de Estado de los 34 signatarios en el marco de la Cumbre de las
Américas, celebrada en Miami del 8 al 11 de diciembre de 1994, bajo el influjo
de la administración Clinton.-
Tal pretensión no involucra un
concepto neutro, sino que apareja una afectación profunda del comercio exterior
del resto de los países latinoamericanos.-
El peligro más claro, que se pudo
apreciar en las Cumbres de Miami, Monterrey y -más recientemente- en la reunión
de viceministros de economía celebrada en Puebla, es la intención de los
E.E.U.U. a través del denominado grupo de los 14 (Canadá, México, Chile, la
C.A.N y países del CARICOM) de alcanzar un “acuerdo integral, equilibrado y
multilateral”, procurando imponer una agenda negociadora que en realidad es
la que interesa a la nación dominante, y sin lograr concesión alguna en los
temas que hoy son de vital interés para el MERCOSUR (subsidios a la producción
agrícola, y a la siderurgia –en especial el acero).-
Otro aspecto que pretende imponer
E.E.U.U. por vía del ALCA , es la libre penetración y desenvolvimiento de sus
capitales de inversión -eufemismo por capitales financieros, especulativos y
parasitarios-, que obtuvieron niveles de rentabilidad inusitados, en relación
con el recupero probable de la genuina inversión productiva, y cuyas
consecuencias nuestro subcontinente está pagando con creces vía incremento
insostenible de los niveles de pobreza e indigencia en que ha caído su
población.-
No debemos perder la memoria y es,
por lo tanto, obligatorio recordar que esta consolidación del aspecto rentable
-verdaderos parásitos del capitalismo centralizador- se consolidó globalmente
durante los mandatos de Reagan y Thatcher, pero tuvo sus “abanderados
neoliberales” en América latina a través
de las “administraciones eficientes” de Pinochet en Chile, Salinas de Gortari
en México, Carlos Menem en Argentina, Carlos Andrés Pérez en Venezuela y
Alberto Fujimori en Perú.-
Nos oponemos y decimos que, para
todos los pueblos y naciones de nuestra América latina y especialmente para
Cuba, es preciso promover un libre y justo comercio entre los hermanos
latinoamericanos, como elemento integrador y consolidador de nuestros -de por
sí profundos- lazos culturales. Los E.E.U.U. en sus faces interna e internacional,
valiéndose del proteccionismo –inaceptable si es planteado por terceros países-
y sus influencias políticas y económicas –vía F.M.I., Banco Mundial, OMC, etc.-
no sólo desfavorecen sino que obstaculizan los intercambios comerciales
limitando las posibilidades de nuestras economías de superar sus niveles de
suddesarrollo. Esta idea de promoción del comercio no implica una
contradicción, sino que -si bien pregonamos la verdadera integración- no
debemos soslayar la importancia del mismo como instrumento generador de
divisas, bienes y servicios indispensables para propender al desarrollo
económico y social de los pueblos; porque lo social no puede ser entendido como
un costo, sino resulta ser la inversión primaria y fundamental para el
desarrollo futuro de las naciones; por ende los frutos del intercambio no
pueden desembocar en el beneficio de unas pocas corporaciones transnacionales
que hacen de la especulación y el lucro abusivo un fin en sí.-
Con motivo de la Cumbre de Miami
celebrada entre los días 20 al 22 de noviembre de 2003, se suscitó un
enfrentamiento o se planteó una hipótesis falsa entre ALCA “profundo” o ALCA
“light”. Así se denominaron las propuestas esgrimidas por las dos cabezas
visibles –que compartieron la presidencia de la reunión- E.E.U.U. y Brasil. El
primero, mediante el apoyo de sus socios del NAFTA y de países como Chile y
Costa Rica, entre otros, que tienen o negocian acuerdos comerciales bilaterales
con Washington, presionaron por una mayor liberalización del comercio y por la
eliminación de las barreras a las inversiones. El segundo, actuando por sí
mismo y en representación del MERCOSUR , sostenía que habían cambiado la
circunstancias –en alusión al año 1994-y que existiendo una nueva realidad,
debían modificarse los parámetros de la negociación. Por ello, y en aparente
éxito de esta última posición, es que continúa negociándose un acuerdo más
laxo.-
Nosotros opinamos que el denominado
ALCA “light” es en realidad el primer paso hacia el ALCA “profundo”; por ende
no nos satisface que el MERCOSUR (con la actual presidencia “pro tempore” de la
Argentina) critique la actitud del “Grupo de los 14” digitado por los E.E.U.U.,
pero acepte –en parte- la viabilidad de un ALCA “light” y negocie la
celebración de un acuerdo “4+1” en el
seno del ALCA.
La no discusión o solución del tema de los
subsidios agrícolas y al acero, por parte de los países centrales y en el caso
en análisis de los E.E.U.U., así como el tema
de las inversiones, son materias innegociables de la agenda de política
exterior de la Argentina y del MERCOSUR.-
Existen profundas e insalvables
diferencias desde el punto de vista del desarrollo económico, de la estructura
de los países, de las medidas proteccionistas desplegadas por cada una de las
naciones; ergo, es muy difícil –casi imposible decimos- establecer una zona de
libre comercio continental con las pretensiones e imposición de reglas de juego
“non santas” por parte del gendarme mundial.-
Si nos detenemos en un somero
análisis de los enunciados de la Declaración de Principios, Pacto para el
Desarrollo y la Prosperidad: Democracia, Libre Comercio y Desarrollo sostenible
en las Américas, podemos destacar frases como “nuestro progreso económico
continuo depende de políticas económicas sólidas, del desarrollo sostenible y
de un sector privado dinámico. Una clave para la prosperidad es el comercio
sin barreras, sin subsidios, sin prácticas desleales y con un creciente flujo
de inversiones productivas. La eliminación de los obstáculos para el acceso a
los mercados de los bienes y servicios entre nuestros países promoverá nuestro
crecimiento económico.” El remate de la retórica primer mundista expresa
“...el libre comercio y una mayor integración económica son factores clave para
elevar el nivel de vida, mejorar las condiciones de trabajo de los pueblos
de las Américas y proteger el medio ambiente” (Revista INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA, INTAL nº 206 , diciembre de
1994, pag. 58 y ss).-
Otro párrafo que no tiene
desperdicio enuncia que “la inversión privada constituye el principal motor del
crecimiento en el hemisferio, la alentaremos, colaborando en el establecimiento
de mercados más abiertos, transparentes e integrados”; con el objetivo
de avanzar hacia la concreción de la integración y el libre comercio,
“..crearemos una infraestructura hemisférica con la cooperación y el
financiamiento del sector privado y de las instituciones financieras
internacionales” centrando su accionar en sectores claves -que aseguran
tasas exorbitantes de ganancias para el capital transnacional- tales como
telecomunicaciones, energía y transporte, con el consecuente movimiento eficiente de bienes, servicios,
capital, información y tecnología, que son la base de la prosperidad (de las
sociedades del centro y no de la periferia).-
La verdadera integración “es el
proceso de creación de un espacio económico, político y social por la
interpenetración estructural, voluntaria y solidaria de los Estados Partes, a
partir de intereses comunes, que tiene como objetivo el desarrollo y cuyos
mecanismos e instrumentos quedan definidos en el Tratado que le da origen”.- (Revista
APORTES para la Integración Latinoamericana, I.I.L. U.N.L.P. , año I , nº 2,
diciembre de 1995, pag.33)
En un mundo que se caracteriza por
su creciente transnacionalización, globalizado y a la vez interdependiente, con
niveles jamás imaginados de concentración en la cima y con profundas asimetrías
entre esa cima y la base (en el marco de la relación cima-base o
centro-periferia), la posibilidad de desempeño de las unidades nacionales se ve
sumamente debilitada.
Por
ello, conscientes del valor del concepto profundo de la integración regional,
es que abrevamos en ella considerándola como una herramienta válida que nos
brinde mejores perspectivas de supervivencia y -a la vez- nos encamine hacia el
tan ansiado desarrollo social, circunstancia que tornaría más solidario y
equitativo el sistema económico mundial imperante (con los E.E.U.U. como
potencia exclusiva dominante).-
Un error -que no podemos calificar
de involuntario- fue el llevado a cabo durante la década del auge neoliberal o
la nueva década infame- como preferimos denominarla- y consistió –aquí seguimos
a Iris Laredo- en que “partiendo del presupuesto que la homogeneidad del
grupo junto con la comunidad de intereses y la voluntad política
constituyen requisitos básicos a cumplimentar por todo proceso de integración
que aspire a atender y resolver los problemas de la región, la variante
neoconservadora de asociarse más que con los iguales con los más poderosos para
obtener mayores réditos” –y en este marco se inscribe el ALCA- “pareciera no
reparar en los riesgos implícitos de un nuevo hegemonismo, derivado justamente
de la asociación entre desiguales” (Revista APORTES para la Integración
Latinoamericana, I.I.L. U.N.L.P., año I , nº 1 , julio de 1995pág 107).-
A favor de nuestra posición es dable
citar al sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein quien sostuvo en una
cumbre antigliobalización desarrollada en Río de Janeiro en agosto del 2003 que
“el ALCA es la muerte de las posibilidades que hoy tienen de lograr una mejor
economía para la mayoría” (en alusión a nuestro país), y prosigue diciendo
“estoy a favor del libre comercio, pero si es entre iguales” y al respecto la
Argentina tuvo un importante y triste aprendizaje en la era de Menem.-
Desde nuestra formación
integracionista –tras una fecunda travesía por el Instituto de Integración
Latinoamericana de la U.N.L.P.- hemos luchado y continuamos haciéndolo en favor de la integración
regional pregonando que constituye la herramienta válida que nos permita
superar nuestro subdesarrollo, e insertarnos en una mejor posición en el
escenario estratificado internacional. Por tal motivo fundamos la oposición a
ese engendro seudo librecambista con acendrados niveles de proteccionismo por
parte de los E.E.U.U., que se ha dado en llamar ALCA, que sólo apunta hacia
formas de cooperación y de integración comercialistas procurando una ampliación
de mercados para colocar los excedentes de los E.E.U.U., pero que no apunta en
lo más mínimo a instrumentar políticas que nos conduzcan a modificar las
profundas causas estructurales que cimientan nuestro subdesarrollo y la
dependencia de Latinoamérica, por tanto no podrá ser nunca capaz de superar las
inequidades del sistema económico internacional en que nos hallamos insertos.
Reiteramos que el ALCA no es ni complementario ni antagónico con el MERCOSUR,
es simplemente indeseable e inviable, pues no se compadece con nuestra idea
sustentada desde hace muchos años de alcanzar un MERCOSUR profundo, con
instituciones supranacionales (Tribunal de Justicia, Comisión, etc.), con
interpenetración de nuestros escenarios políticos, sociales, culturales y
laborales, verdadera herramienta del cambio mediante democracias
participativas, con justicia social y equidad.-