14 de Julio de 2025
Edición 7250 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 15/07/2025
Una beta de comunicación judicial

Instagram como canal emergente en tiempos de transformación

En plena transformación del Poder Judicial, el perfil de Instagram del juez Ricardo Apcarián se presenta como una vía innovadora de comunicación. Con contenido técnico, accesible y cercano, documenta avances de gestión y favorece el debate jurídico. La iniciativa interpela los límites entre lo personal y lo institucional, y responde a nuevas demandas informativas dentro del sistema judicial.

Por:
Juan
Cruz
García
Por:
Juan
Cruz
García

En un contexto de transformación acelerada del Poder Judicial, donde se suceden cambios sustanciales en la gestión, la estructura organizativa y las dinámicas de trabajo, la necesidad de nuevas formas de comunicación institucional se vuelve imperiosa.

Mientras los canales oficiales continúan operando bajo lógicas tradicionales —con mensajes orientados al público general, en tono moderado y con formatos preestablecidos—, comienzan a emerger iniciativas más flexibles, personalizadas y situadas. Una de ellas es el perfil de Instagram del juez del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro Ricardo Apcarián (https://www.instagram.com/ricardoapcarian?igsh=MTdsZTFnNXM4eXZvcg==)

Lejos de limitarse a lo ceremonial o protocolar, el contenido que publica Apcarián habilita una mirada interna sobre el funcionamiento cotidiano del Poder Judicial de Río Negro. A través de posteos breves, registros fotográficos y relatos personales, su cuenta se constituye en un canal alternativo de circulación de información. 

Allí se documentan cambios en la gestión, avances institucionales, participaciones en jornadas académicas, debates jurídicos y vínculos interinstitucionales. Este tipo de contenido, de tono técnico pero accesible, se ubica en una zona intermedia: no pertenece estrictamente a la comunicación oficial, pero tampoco es una expresión individual desvinculada de su rol público.

Lo que esta experiencia demuestra es que existen públicos específicos —como integrantes del sistema judicial, operadores del derecho, estudiantes o periodistas especializados— que demandan otro tipo de información: más contextualizada y más inmediata. La cuenta de Instagram de Apcarián responde a esa demanda, funciona como una especie de “archivo vivo” de la gestión y, al mismo tiempo, como un espacio de legitimación simbólica de los cambios que se están produciendo. La cercanía del lenguaje, el uso de imágenes en primera persona y la posibilidad de interacción directa con la audiencia permiten romper con el hermetismo habitual que rodea a la Administración Pública. 

 

Este tipo de prácticas pueden considerarse expresiones incipientes de una comunicación judicial sectorial, en la que no se habla solo desde el Poder Judicial hacia la ciudadanía, sino también dentro del Poder Judicial, entre sus integrantes, sobre sus propios procesos

 

Este tipo de prácticas pueden considerarse expresiones incipientes de una comunicación judicial sectorial, en la que no se habla solo desde el Poder Judicial hacia la ciudadanía, sino también dentro del Poder Judicial, entre sus integrantes, sobre sus propios procesos. En ese sentido, la experiencia no solo es novedosa, sino también estratégica: abre una beta hasta ahora inexplorada, que interpela tanto a quienes diseñan políticas de comunicación institucional como a quienes protagonizan transformaciones desde adentro.

Además, el perfil de Ricardo Apcarián cumple con los lineamientos establecidos en las Directrices no vinculantes sobre el uso de las redes sociales por jueces, elaboradas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en el marco de la Red Mundial de Integridad Judicial. Estas directrices recomiendan que los jueces puedan utilizar redes sociales para promover transparencia, rendición de cuentas y acceso a la justicia, siempre que lo hagan respetando los principios de integridad, imparcialidad y decoro. El perfil de Apcarián no solo se ajusta a esas pautas, sino que constituye un ejemplo de cómo un magistrado puede mantener presencia digital activa sin comprometer la confianza pública ni la dignidad judicial.

 

 Las redes sociales representan un espacio fértil para la controversia digital, debido a la confluencia entre las esferas públicas y privadas. La viralización de un posteo, una reacción mal interpretada o un comentario fuera de contexto pueden ser suficientes para detonar un escándalo mediático, sobre todo cuando se verifican los criterios de noticiabilidad: protagonismo de una figura pública (un juez o jueza), un caso de interés o conmoción, y la rápida disponibilidad del contenido (una publicación, una captura de pantalla, un audio).

 

La presencia digital de Apcarián no comenzó con Instagram: su recorrido en redes sociales se inició durante la pandemia con un perfil en Facebook, en un contexto en que la virtualidad se volvió herramienta central para sostener la actividad institucional. Luego sumó Twitter/X, donde priorizó comentarios vinculados a la gestión judicial, y finalmente abrió su cuenta en Instagram, con la adaptación de los contenidos al lenguaje visual y a los consumos informativos contemporáneos. Este tránsito progresivo por diferentes plataformas muestra un proceso consciente de adaptación comunicacional al ecosistema digital.

No obstante, este terreno comunicacional también requiere precaución. Las redes sociales representan un espacio fértil para la controversia digital, debido a la confluencia entre las esferas públicas y privadas. La viralización de un posteo, una reacción mal interpretada o un comentario fuera de contexto pueden ser suficientes para detonar un escándalo mediático, sobre todo cuando se verifican los criterios de noticiabilidad: protagonismo de una figura pública (un juez o jueza), un caso de interés o conmoción, y la rápida disponibilidad del contenido (una publicación, una captura de pantalla, un audio).

Este tipo de episodios destaca la vulnerabilidad de las expresiones digitales de magistrados y magistradas frente a procesos de descontextualización y reinterpretación, especialmente cuando se trata de casos que dividen a la opinión pública. Incluso una acción aparentemente trivial como un “me gusta” o un comentario a una figura popular puede activar lecturas sobre parcialidad, simpatías políticas o posicionamientos impropios del rol judicial.

En este contexto resulta indispensable avanzar hacia protocolos institucionales que acompañen a los magistrados y magistradas en el uso responsable y estratégico de sus redes. La necesidad de establecer pautas claras no solo se relaciona con la prevención de conflictos, sino también con la construcción de un Poder Judicial más transparente, cercano y moderno. 

 

* Juan Cruz García es Licenciado en Comunicación Social y Abogado. Magíster en Comunicación Política por la Universidad Austral y doctorando en Comunicación en la Universidad Católica Argentina. Desde 2016 ocupa funciones en el equipo de Comunicación del Poder Judicial de Río Negro.


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