El caso se desarrolló en Valencia, donde un hombre fue llevado a juicio por el delito de maltrato animal en virtud de que un perro de su propiedad, de raza pastor alemán, mordió a una burra, también de su propiedad. La fiscalía y la querella en el caso, a cargo de una sociedad protectora de animales, le solicitaron la pena de un año y un año y medio de prisión, respectivamente, ya que le reprocharon no haber evitado la agresión del perro y tampoco haberle dado tratamiento urgente a la mula. Sin embargo, la Justicia consideró que para la procedencia de la condena el imputado debió saber que la burra fue agredida y que "estaba gravemente herida". La sentencia señala que no estaba probado que el propietario de los animales "fuera consciente en la fecha de estos hechos del grave estado del animal, ni que permitiera a conciencia, que éste fuera mordido por alguno de los otros dos animales con los que convivía, ni que dejara de llamar a un veterinario a sabiendas de que el animal estaba gravemente herido, desnutrido o en riesgo de muerte".