Héctor Jorge Rodríguez

OTRA VEZ LA REPÚBLICA BASTARDEADA.
Señora Directora:
Me llama poderosamente la atención que este medio, prestigioso y caracterizado por la prudencia en el tratamiento de hechos especialmente irritantes, no tenga hoy, 16 de mayo de 2005, una sola línea dedicada al bastardeo a la República acontecido en las últimas 96 horas. Me refiero al caso Chaban -específicamente a su excarcelación- y a las manifestaciones de ignorancia y de irrespetuosidad por las instituciones y la división de poderes. En suma, del ataque a la República basado, como siempre, en la mentira, la desinformación, y el aprovechamiento de la ignorancia en la que se ha sumido al Pueblo al negarle el acceso a la educación básica. Y no me quiero olvidar del gravísimo hecho -casi no mencionado en los medios-, del desequilibrado que concurrió a la sede de la Cámara del Crimen con un bidón de nafta, para rociar la entrada y amenazar con incendiar el edificio, clamando por una venganza que ni siquiera en un momento de delirio absoluto puede ser tenida en consideración. Se trata de un hecho criminal que, protagonizado por un protegido por la turbamulta, pasará sin sanción porque la única finalidad de los medios es desacreditar, en lo que considero un plan perfectamente orquestado, las instituciones reprublicanas para justificación futura de agresiones aún mayores a la organización democrática. Señora Directora: hace años que vengo dirigiéndome a usted avisando que se está preparando el terreno para que, con supuesta justificación, comiencen algún día a circular por nuestras calles camiones con personal uniformado y fuertemente armado, que vigilará todos y cada uno de nuestros movimientos. Y para eso se necesita como justificativo que la agresión diaria llegue a un nivel superlativo, de manera tal que quien organice esas patrullas alegue la necesidad insoslayable de las mismas. Los hechos de los últimos días me llevan al convencimiento de que así ocurrirá, a breve plazo. Y la gente que legítimamente exterioriza un dolor nacido en un hecho gravísimo -pero que en modo alguno tiene origen en una multiplicidad de homicidios simples, como se nos quiere hacer creer-, es el vehículo para justificar más tarde su propio padecimiento en la represión. Los Dres. Bruzzone y Garrigós son hoy chivos expiatorios en este plan mucho mayor. Entonces, en lugar de recibir nuestro respeto por atenerse a los principios constitucionales básicos, que son la única garantía de mantenimiento de la Organización Nacional, se los pone en la disyuntiva de apartarse de una causa que resolvieron, sin duda, conforme a derecho, como tantas otras sometidas a su consideración. Y lo digo con conocimiento de causa porque sabe usted que me dedico exclusivamente al Derecho Penal y que varios clientes de mi Estudio han sido beneficiados con ese criterio aplicado antes de ahora en el caso Chabán, como correspondía en cada caso concreto. Y son cada vez más los Tribunales que han optado por adaptar sus resoluciones a la Constitución y a los Tratados Internacionales, luego de una prédica constante para que así ocurriera. Quede claro que son escasos los beneficiarios de tal principio que han dejado de estar a Derecho luego de resoluciones en tal sentido.
Pero no, para la politiquería y la mediocridad, es mejor salir a vociferar, burdamente, que la sentencia es contraria al sentido común, demostrando entonces, en la práctica, aquéllo de que es precisamente el menos común de los sentidos. Porque, como también he dicho muchas veces en esta página, si los ignorantes, los mediocres, los ventajeros, los comerciantes del periodismo y de la política critican a los científicos, entonces los científicos están en el buen camino. Y quienes sostenemos esto, debemos exteriorizarlo.
Creo sinceramente que la mejor manera es poner un gran recipiente de residuos en la puerta del Colegio Público de Abogados para que nuestros colegas sostenedores del principio de "cárcel ya" en cualquier caso, lo utilic