El día del crimen, ocurrido el 26 de enero último, la joven imputada, Marcela Arce, de 27 años, salió de su casa ubicada en las calles 19 y 69, de esta ciudad, con una cuchilla ensangrentada en sus manos, casi en estado de shock, y se entregó a la Policía luego de explicar que había matado a su marido, Horacio Bonaf, de 29 años, para salvar su vida. Arce terminó de esa manera con varios años de sufrimiento, ya que presuntamente era una mujer golpeada por su marido, e incluso, la noche de la tragedia, Bonaf‚ --que practicaba artes marciales-- habría intentado agredirla nuevamente.
El fiscal Antonio Raimundi le había dictado la prisión preventiva a la joven pero en abril del año pasado, ante un planteo del abogado Salas, el juez Melazo le concedió el beneficio de una medida alternativa a la cárcel, prevista en el nuevo Código Procesal Penal. Arce volvió a su casa, con la condición de presentarse periódicamente al juzgado de garantías. Para dictar esa medida, Melazo tuvo en cuenta que los hijos del matrimonio, de 2 y 7 años, se encontraban viviendo con el hermano de la imputada.
La base de la resolución de Melazo es la siguiente: # La conducta de Arce encuadra en la causa de justificación privilegiada prevista en el artículo 34, inciso sexto, del Código Penal, que establece que deben ser declaradas inimputables las personas que actúen en defensa propia ante una agresión ilegitima.
# Si a ello se le suma que la víctima ya había sufrido una brutal agresión y que Bonaf‚ venía a continuar con la misma, tenemos que la legitima defensa indicada se colma no solamente en el sentido formal, sino también en el aspecto material. La imputada debía defenderse de una agresión que parecía no tener fin.
# En ese sentido tienen credibilidad los dichos de Arce, aunque la agresión ilegitima es en la especie presunta porque de habérsele pasado el estado de violencia a la víctima fatal se hubiera quedado esperando que la Policía concluyera el procedimiento.
El caso que conmocionó a La Plata, tiene todos los ribetes de una oscura crónica policial que se desprende de la confesión de Arce cuyos párrafos m s sobresalientes son los que siguen:
# El día del homicidio Bonaf‚ fue a mi casa por la tarde, me pegó una trompada en la boca y se llevó a mi hijo de dos años. # Por la noche regresó y pateó la puerta, pero no le abrí.
Luego de unos minutos sentí ruidos en los techos y ví que intentaba forzar la puerta y las ventanas.
# Mi marido logró entrar, empezó a insultarme y por eso tomé un cuchillo para defenderme. Lo esperó‚ en mi cuarto en el que estaban las luces apagadas. Bonaf‚ me encontró, me tomó de los pelos y comenzó a golpearme.
# Ahí no recuerdo más detalles. Solo se que empecé‚ a tirar puñaladas para defenderme con el cuchillo y creo que lo golpeé‚ muchas veces. Solo reaccione cuando mi marido estaba en el piso y yo encima de él toda cubierta de sangre.
Previo al escalofriante relato de la mujer, los testigos -todos vecinos del lugar- aportaron nuevos datos:
# Un patrullero llegó hasta la casa, pero Bonaf‚ salió a la puerta y le dijo a los efectivos que no pasaba nada, tras lo cual se retiró de buena manera.
# Por la noche, el hombre volvió a la casa de Arce, hubo una nueva discusión y los vecinos volvieron a llamar a la Policía. Al llegar al lugar, los uniformados encontraron al hombre, quien les dijo que Arce había intentado matarlo con un cuchillo, que estaba en estado de ebriedad y que dentro de la casa estaba su pequeño hijo de 2 años.
El informe policial agrega que mientras solicitaban testigos para entrar a la casa, Bonaf‚ saltó las rejas, y al advertir la maniobra, la policía ingresó a la vivienda, donde encontraron al hombre ya sin vida, con cuatro puñaladas, y a Arce con un cuchillo ensangrentado en sus manos.