Con pinturas dedicadas al nuevo presidente electo y una triste danza de tango, los artistas porteños protestaron hoy en la tradicional esquina de las peatonales Florida y Lavalle porque-dijeron- "una jueza decidió erradicar la cultura por medio de una resolución".En realidad, las críticas de los artistas apuntan hacia la fiscal contravencional Verónica Andrade, quien ordenó el levantamiento de la venta de puestos callejeros por ocupar "ilegítimamente" el espacio público, por entender que ese lugardebe ser para la libre circulación de las personas. La resolución afectó también a los bailarines de tango, dibujantes, pintores, lanzallamas y aquellos que se dedican a convertirse, por un rato, en estatuas vivientes.Es más, incluso uno de ellos rompió el silencio para rechazar la imposibilidad de trabajar en las calles."Esto es completamente ridículo --rompió el silencio una de los jovenes que trabajan de estatuas vivientes--. No puede ser quede la noche a la mañana una fiscal del gobierno porteño de Fernando De la Rúa permita la represión del arte callejero, típico del primer mundo".Con su cara y su cuerpo pintados de blanco-yeso, el joven-estatua dijo: "Los artistas ilustran y decoran la ciudad, y eso es apreciado por todo el mundo, pero en este país se nos está reprimiendo porque no nos dejan trabajar".El joven afirmó que tanto él como los otros artistas alegran "la calle Florida con arte" y, tras afirmar que ahora mandan a que los saquen, afirmó que "llama la atención que apenas electo De la Rúa pase esto".La misma bronca tenía un señor que llevaba atado al cuello un pañuelito y lucía un sombrero típico de los arrabalero de los años 20."Este decreto nos sorprendió esta mañana porque fue tan repentino todo que nos tomó por sorpresa. Siempre bailamos acá en esta esquina. Antes, el gobierno porteño nos permitió todo, pero hoy sábado nos saca. Qué casualidad que antes de laselecciones, estaba todo bien y, ahora, como ya se terminó la campaña, nos dicen directamente "afuera". Esperemos que haya una resolución que nos permita hacer lo que sabemos", afirmó.Un joven pintor señaló que esa concentración conformaba una "protesta pacífica para contraponernos a la violencia de las órdenes que se quieren imponer" y comentó que sentía "pena ylástima por la gente" que, de llevarse adelante esa disposición, no podrían disfrutar más de un buen momento en las calles. "No existe en ninguna parte del mundo una cosa así --comentó un señor--. Somos los únicos en el mundo que podemos0acar un decreto eliminando al artista. Esto es lo peor que le puede ocurrir a un ser humano.... Que le prohíban el arte".En medio de turistas que le sacaban fotos y algunas familias que paseaban bajo la tarde gris por las peatonales, una joven vestida de negro que se dedicaba a bailar tango añadió: "Estoes un agravio a toda la cultura"."Yo soy bailarina y por las noches actuó en lugares donde gente paga 60 dólares el cubierto para cenar y vernos bailar.Acá estamos haciendo cultura gratuita. No molestamos a nadie y quién me puede explicar por qué Buenos Aires no puede tener gente bailando el tango en sus calles", preguntaba.