17 de May de 2024
Edición 6968 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 20/05/2024

Reconciliación en puerta

El Consejo de la Magistratura decidió hoy continuar buscando canales de diálogo con la Corte Suprema de Justicia para evitar enfrentamientos.

 
El Consejo de la Magistratura decidió hoy -tal como anticipó Diario Judicial - continuar buscando canales de diálogo con la Corte Suprema de Justicia para evitar enfrentamientos como el ocurrido recientemente por una cuestión de superintendencia con relación a su propio personal. Reunidos en plenario extraordinario, los 19 consejeros facultaron al presidente del cuerpo, Julio Nazareno para que recree el diálogo con la Corte que se encontraba suspendido pero no se precisaron los mecanismos, por lo que se vuelve a la situación anterior al estallido de la crisis más grave que afectó institucionalmente al Poder Judicial.

En realidad, Nazareno desde que asumió trató de manejarse con equilibrio entre el Consejo y la Corte y en más de una oportunidad pretendió actuar como moderador. Sin embargo, en las últimas semanas fue desbordado por la línea dura ("los halcones") que existen en uno y otro órgano, con lo que se interpretó como un fracaso a su política dialoguista y la necesidad de delimitar específicamente los espacios de poder asignados a cada uno de estos institutos por la Constitución reformada ya que lo que se encuentra en discusión son las diferentes interpretaciones que se hacen del texto constitucional.

Pero el enfrentamiento, que no hubiera pasado de un histerismo más de los tribunales por tratarse de una cuestión inferior - prevalecer derechos sobre una especie de jefatura - adquirió todas las características de un conflicto de poderes cuando la Corte reasumió sus atribuciones de cabeza de poder absoluto y derivó al Consejo a la condición de un tribunal inferior y dependiente. Esta concepción fue rechazada por el Consejo en pleno -aún los sectores blandos ("las palomas")- por entender que se había retornada al contexto institucional existente antes de 1994 cuando se reformó la Carta Magna y se introdujo al Consejo de la Magistratura dentro del Poder Judicial con atribuciones constitucionales para seleccionar y enjuiciar a jueces, administrar la Justicia con excepción de la Corte y entender en cuestiones de disciplina.

Las dos primeras no fueron objetadas por que no es interés de la Corte dedicarse a perseguir magistrados o pretender incidir en los nombramientos, pero el conflicto se hizo más visible en la administración del presupuesto judicial y en mantener la superintendencia sobre los jueces, una herramienta de disciplinamiento y acatamiento interno que suele ser utilizado -a veces por razones extrajudiciales- por algunas cámaras cuando se enfrentan a un juez. La Corte delega esta atribución pero se reserva el derecho de ser la última instancia, con lo que mantiene su poder en la materia. El mismo criterio quiso aplicarse para el Consejo sin entender que por su calidad de órgano extrapoder, del mismo origen que la Procuración General, no podía tener atribuciones sobre su funcionamiento.

En realidad, el conflicto está atenuado pero no superado. Deben darse pasos más que una declaración de buena vecindad entre la Corte y el Consejo y crear los canales institucionales para que situaciones como la planteada tengan su canal preestablecido de solución. En caso contrario, todo quedará supeditado a la mayor o menor predisposición para el diálogo que pueda recogerse en uno u otro sector y eso cambia de acuerdos a diversas circunstancias que van desde los intereses particulares hasta los corporativos o políticos.

Nazareno abrió el debate con una premisa general: buscar el acuerdo y se retiró de la sala de deliberaciones. Le tocó al legislador peronista Miguel Picheto argumentar en favor al acuerdo y repitió conceptos recogidos ya en estas páginas. Un conflicto con la Corte no le hace bien al país y afecta no solo a la Justicia sino a la Economía por la inseguridad jurídica que puede llegar transmitir a la extremada sensibilidad de los inversores externos, ya preocupados por la situación coyuntural de los factores económicos.

Esta lectura, ya había sido recogida por este diario en el seno del Gobierno, quien con satisfacción vio como prevaleció la instancia dialoguista. Y así transmitió esta señal a sus aliados en el Consejo como el influyente legislador radical Melchor Cruchaga, quien ayer, recogió el guante: "apoyo como Consejero al diálogo pero recuerdo que como diputado pedí el juicio a la Corte en varias oportunidades". Bajo esa presión deberá buscarse una salida, porque el gobierno y la Alianza saben que las condiciones políticas para avanzar sobre la Corte tampoco le son propicias mientras se mantenga la actual composición del Senado con mayoría peronista, salvo que las cambiantes circunstancias políticas del país y del PJ, en particular digan lo contrario. Pero, por el momento, prevaleció el acuerdo y los factores de poder en la Argentina, se aliviaron.



hugo morales / dju
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