17 de May de 2024
Edición 6968 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 20/05/2024

Telleldín: "A mi me pagaron, pero dije la verdad"

En el segundo día declaración indagatoria, Carlos Telleldín dijo que el juez federal Juan José Galeano le pagó 400 mil dólares, pero aseguró que no cobró por mentir e involucrar a los policías bonaerenses: “yo dije la verdad”, remarcó.

 

El preso clave de la causa AMIA, Carlos Telleldín, relató su versión de los días previos a su declaración indagatoria del 6 de julio de 1996, cuando señala a los policías bonaerenses encabezados por Juan José Ribelli como los que se llevaron la camioneta que estalló en la AMIA, matando a 85 personas y dejando heridas a más de trescientas.

“Yo quería 500 mil, pero negociamos y quedamos en 400 mil”, remarcó un Telleldín algo cansado, después de casi 6 horas de declaración indagatoria. Telleldín aseguró que recibió ese dinero porque colaboró con la investigación, en particular en los relativo a la actuación en la causa del preso Ramón Solari, quien según los investigadores fue preparado por la policía bonaerense.

“(Javier) De Gamas decía que lo de Solari era la prueba que necesitaban para que los policías sean imputados como participes necesarios”, indicó Telleldín, en referencia al secretario del juez Galeano. Por eso, según el “enano”, le pagaron el dinero. A una pregunta de la querella de Memoria Activa, Telleldín aseguró que “no sabe” de dónde provino el dinero aunque su abogado, Víctor Stinfale, le dijo que venía “del Banco Mayo”, por ese entonces conducido por Rubén Beraja, titular de la DAIA.

Además, aseguró que durante un tiempo le pagaron además “una suma mensual” que rondaba los 4.000 dólares y la fianza para la lograr la excarcelación de su mujer, Ana Boragni, y la suya en una causa radicada en la justicia de la provincia de Buenos Aires.

Pero además de ratificar el cobro del dinero, tal como lo había adelantado en entrevistas periodísticas, Telleldín ratificó por completo la validez de la declaración indagatoria del 6 de julio de 1996, en la que incriminó a los policías de Lanús y Vicente López.

“Yo dije la verdad”, aseguró. “Yo ratifico la declaración del 6 (de julio) aquí vengo a decir cómo se hizo (el pago del dinero), pero no me rectifico”, remarcó Telleldín, aunque enseguida aclaró que “todos dijimos la verdad, pero no estábamos seguros”, en referencia en particular a la “foto 6”, del oficial Raúl Ibarra.

En este sentido, Telleldín reiteró que en ese reconocimiento fotográfico –que igualmente fue anulado en su momento por la Cámara Federal- “todos tenían que señalar la foto seis, sino, quedaban presos”, y abundó: “si Cotoras estuviera acá no sabría quién es Ibarra”. Miguel Angel Cotoras es uno de los mecánicos que trabajaban para Telleldín, y estaba en la casa de este el día clave, cuando la camioneta Trafic cambió de manos.

Desde ese lugar privilegiado, Cotoras señaló a Ibarra como uno de los que se llevó la Trafic, ahora esto queda seriamente cuestionado, porque, además, el mecánico no declarará en el juicio porque está imputado, aunque con falta de mérito.

Hasta el mismo Ibarra acusó el impacto: cuando Telleldín decía que se indujo a que lo reconocieran, se tomó la cara y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Sin embargo, para el fiscal Alberto Nisman, Telleldín incrima más a los policías bonaerenses. “Mantuvo el involucramiento de Ribelli, al ratificar la declaración del 6 de julio”, remarcó el fiscal y ratificó las charlas con la doctora Riva Aramayo”. Para la fiscalía, esto es importante porque Telleldín le había adelantado a Riva Aramayo buena parte de lo que luego le dijo a Galeano en torno a los policías.

“Dijo poco, pero a buen entendedor pocas palabras, el Tribunal sabrá valorarlo”, confió Nisman.

En tanto, desde las querellas, el balance no era tan positivo. “Viene desde siempre jugando un doble juego y va a seguir hasta el final del juicio”, indicó el abogado de la AMIA, Miguel Bronfman al tiempo que reiteró: “nosotros no necesitamos que Telleldín ratifique nada, porque tenemos pruebas sólidas contra los policías”.

Por su parte, el abogado Ribelli, José Manuel Ubeira, apuntó que “con respecto a mi cliente dijo que no lo conocía, que cree que lo vio una sola vez pero no habló con el”.

Este fue el final de una larga declaración, que tuvo otros puntos salientes, más temprano, Telleldín aseguró que agentes de la SIDE lo visitaron en la cárcel porque “querían involucrar a (el presidente Eduardo) Duhalde”.

En este sentido, precisó que “uno de los agentes se llamaba Luna”, y le dijeron que “querían perjudicar a Duhalde”, por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires.

“Luna dijo que la pista firme era la Policía de la provincia de Buenos Aires”, aseguró Telleldín, quien además aclaró que “los escuchó y nada más”, en referencia a que no prestó colaboración en esa supuesta estrategia.

Además, ante preguntas del abogado de los familiares de las víctimas, Julio Federik, Telleldín se explayó sobre otros encuentros. “Pude tener contactos con miembros del gobierno y no quise”, aseguró y relató que en los encuentros que mantuvo con la camarista federal Luisa Riva Aramayo, ésta le dijo que “el presidente la mandaba para que yo hablara con quien quiera” dijo, y abundó: “Corach, o con quien quiera”.

Luego, en diálogo con DiariodelJuicio.Com, el abogado de los familiares indicó que “los familiares no quieren dejar ninguna puerta cerrada, y sobre este tema nadie le había preguntado”, aunque aclaró que los dichos de Telleldín “no son definitivos, porque tenemos que valorar todo el horizonte probatorio”.

Pero las relaciones de la causa AMIA con el actual presidente no fueron las únicas que sobresalieron en la audiencia de hoy. En otro tramo, Telleldín explicó por qué el nombre de Oscar Roger, ex Procurador General de la Nación y ex defensor de Carlos Menem, “era el abogado de mi padre, y de otros policías con problemas en la represión en Córdoba”, explicó, sin inmutarse.

La jornada comenzó con las respuestas de Telleldín a querellantes y defensores, en base a los temas que había abordado ayer. En especial, sobresalieron las preguntas de los abogados de dos policías de la brigada de Vicente López, Irineo Leal y Jorge Rago, quienes quedaron más comprometidos luego de que ayer Telleldín se refiriera a los “aprietes” que recibió de esa brigada.

La aparición de estos abogados –de escasa participación en otros tramos del juicio- fue tan esperada como lógica: al referirse a las presiones y presiones que sufrió el 14 de julio de 1994, y no los meses anteriores –cuando fue perseguido por efectivos de la Brigada de Lanús a cargo de Juan José Ribelli- el “enano” marcó una división entre la hasta ahora monolítica posición de los policías, que negaban en bloque la ilegalidad de los procedimientos contra Telleldín.

Y a pesar que reiteró que no hablaría de lo sucedido el 10 de julio, cuando entregó la camioneta que luego explotó en la AMIA, dijo que a Leal “lo vi el día 10, creo, y lo vi el 14”.

También contestó preguntas de sus defensores. Victor Stinfale le pidió que explicara cuánto había gastado en el armado de la camioneta que explotó en la AMIA y cuánto le hubiera costado usar un automotor totalmente ilegal, es decir, sin papeles.

Telleldín dijo que la camioneta comprada en la concesionaria de Alejandro Monjo le costó “aproximadamente 5.500 pesos”, mientras que se hubiera entregado “un auto trucho”, con papeles falsos, le hubiera costado tan sólo mil pesos. La intención era obvia: intentar acercar agua a la hipótesis de que, si Telleldín hubiera sabido para qué se usaría la camionetas, no sólo no hubiera entregado un vehículo cuyo motor lo incriminaba, y que además le había salido mucho más caro.

Por otro lado se le hicieron escuchar, a pedido de la fiscalía primero y la querella unificada de AMIA, DAIA y Familiares después, varias escuchas telefónicas. En todas, se lo escucha a Telleldín desde la cárcel hablando con su mujer, Ana Boragni. La mayoría, estaban relacionadas a los sobornos de los policías bonaerenses. Como sobre esta tema Telleldín no contestó preguntas, sólo se limitó a señalar que efectivamente, las voces que se escuchaba en la cinta eran la suya y la de su esposa.

Pero la declaración también estuvo poblada de giros que despertaron reprimidas sonrisas en la concurrencia, como cuando aseguró que mientras estaba detenido en la Dirección Protección del Orden Constitucional de la Policía Federal (DPOC) “los de Sustracción de Automotores me traían cédulas verdes para que yo les dijeran si eran falsas o no”.

 



dju / dju
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