25 de Abril de 2024
Edición 6953 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 26/04/2024

Dentro de lo mal que puede quejarse la gente de lo que está la justicia de familia, está mejor.

José María Bouza
Presidente APADESHI

 
Diariojudicial.com entrevistó a José María Bouza, presidente de la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos –APADESHI-. Nos respondió diversas preguntas sobre un tipo de violencia que ha logrado tomar mayor importancia en los últimos tiempos: el impedimento de contacto.
Bouza habló sobre el trabajo que la asociación viene desarrollando desde hace veinte años y la manera en que fue gradualmente cambiando la conciencia de los jueces sobre el tema. A su vez nos brindó información sobre las diversas reformas legislativas que se realizaron mediante la labor de APADESHI.
Entre los temas mencionados, remarcó la situación de un padre que delinque por impedimento de contacto. Explicó que en tal caso, utiliza los medios jurídicos en su favor para entorpecer el vínculo del menos con el progenitor no conviviente, gastando recursos del Estado y destruyendo anímicamente tanto al menor como al otro progenitor.
Hizo referencia al prejuicio social que rodea esta problemática pues muchas veces se presume que el impedimento de contacto es un mal que sólo padece el varón.
Sin embargo, Bouza comentó que un tercio de los progenitores a los cuales se les ha obstruido el contacto con sus hijos, son de sexo femenino. Por ello queda demostrado que no es correcto asimilar el problema sólo a un sexo determinado e incluso esas presunciones terminan por consolidar situaciones injustas e ilegales.
Según Bouza el impedimento de contacto no toma rehenes, sino que pretende la eliminación física del otro conviviente, ya sea con denuncias falsas o por invenciones fantasiosas difamatorias del otro progenitor ante el menor.

¿Desde hace cuánto tiempo APADESHI viene trabajando?

APADESHI, Asociación de Padres Alejados de sus Hijos hace veinte años que comenzó. Atiende a papás, mamás, abuelos, parejas, impedidos del vínculo de manera unilateral por la persona que ejerce la guarda.

En estos veinte años, ¿han crecido o disminuido los casos de impedimento de contacto?

Ha crecido, pero ha variado la característica. Hace veinte años era el impedimento de contacto directo, es decir no te permitían ver a los hijos o a los nietos sin ningún tipo de motivos, “no lo vas a ver porque no lo vas a ver y se acabó”. A medida que fueron pasando los años fue cambiando la problemática, ya que a medida de que se hacía más evidente, era más necesario que la persona que quisiera impedir el contacto estableciera una conducta más agresiva, y tenía que buscar las excusas: excusas hacia su ambiente y excusas judiciales. De ahí empezó a surgir diferentes estadíos del impedimento de contacto, donde primariamente la excusa era que, el otro progenitor, no pasaba alimentos. Hoy por hoy, el impedimento de contacto real no tiene nada que ver con pasar alimentos. El 90% de las personas que se acercan, el tema del pago alimentario lo manejan en plenitud, es decir que ni siquiera tienen atrasos. En eso creo que tuvimos mucho que ver: en generar conciencia de la separación del impedimento de contacto y demás, creándose una cultura de cumplimiento.
Luego vino la acción de la inculcación maliciosa, para que los chicos fueran los que negaran el hecho de estar con mamá, con papá o con los abuelos. Después surgió una etapa que fue la más agresiva del impedimento de contacto que fue el inicio de las denuncias falsas. Denuncias falsas de abuso deshonesto, de violencia familiar y de lesiones. Fue la más agresiva porque se utilizó a los hijos como medio de exposición del impedimento de contacto. En casos de abuso deshonesto los chicos eran sometidos a una variedad de pericias y a terapias que redondea la historia como real por una cuestión de repetición y por acciones.

En estos tiempos, ¿cuál es la maniobra más habitual?

En este momento estamos en un mix donde bajaron las denuncias falsas de abuso, aumentaron las denuncias falsas de violencia, ya que en esta última no necesita pruebas para lograr la exclusión o la restricción de acercamiento. Por ello es que se está usando más en este momento a nivel del impedimento de contacto, lo más efectivo: un impedimento amparado en cuestiones legales.

¿Este problema tiene relación con el síndrome de alienación parental?

Algo que hemos traído al país como concepto es el Síndrome de Alienación Parental –SAP-, que es lo que resume la conducta de la persona que impide el contacto utilizando la maniobra hacia los hijos hablándole mal del otro padre. Les crean falsas expectativas, se los condiciona en el vínculo, se genera el desarrollo de un mundo ficticio alrededor de la conducta inicial del impedimento de contacto. Creo que estamos en una etapa en donde se presta más atención a la psicología, porque antes se prestaba atención sólo a nivel jurídico. En cambio ahora, a través de la “alienación parental”, se le comienza a prestar atención a la psicología.

¿Hay mayor cantidad de casos?

Hay mayor cantidad de casos porque hay mayor cantidad de separaciones. Y hay mayor cantidad de casos porque indudablemente, se separan y cuando consultan con alguien surge la bronca, el odio hacia el otro. En el lado contrario están los que quieren defender el vínculo, pero para poder hacerlo necesitan una correcta administración de justicia. En cambio el que impide el contacto no necesita una correcta administración de justicia: si es mala, mejor.

Hay una información enfermiza que condiciona el impedimento de contacto, y la información correcta lamentablemente, debe luchar para que la justicia se produzca. El delincuente es el que está protegido, y es la víctima la que debe defenderse porque no cuenta con los medios. Lo que surge en estos temas de familia es que están involucrados menores, entonces se hace más notorio el roce permanente judicial.

¿Cuál sería la característica principal de este delito?

La característica principal de este tipo de problemática es la extensión en el tiempo, el stress que provoca, el enfrentamiento permanente por la acción o inacción judicial, y la imposibilidad de solucionarlo, en donde sólo podes aspirar a controlarlo. Entonces, la persona cuando tiene algún problema y acude a la Justicia piensa que esta va a poder solucionarlo. Lamentablemente sólo pueden aspirar al control. Y no el control permanente, ya que al no haber una acción jurídica en la cual se termine con los abusos, estos mutan, como el virus de la gripe, nunca va a ser exactamente igual, al principio es un impedimento de contacto porque sí, luego las denuncias falsas, y luego la inculcación maliciosa.

¿Hay posibilidades de terminar con esa maniobra delictiva o la problemática del impedimento de contacto?

Va a ser muy difícil la eliminación de esta problemática. Nosotros aspirábamos a eso cuando comenzamos. En las primeras notas que hacíamos, en las primeras gacetillas decíamos “nuestra expectativa es que esto se termine”. Ya después de veinte años sabemos que no hay forma de terminarlo, ni siquiera con modificación de leyes o creación de nuevas leyes. Es una conducta humana que está retroalimentada socialmente.

¿Cómo se han manejado los jueces penales con la problemática de la obstrucción?

Nosotros fuimos los autores del proyecto de la Ley 24.270, la ley que sanciona penalmente a quien impide u obstruye el vínculo. A pesar de ser una ley penal, es como si la dejaran de lado diciendo que es un problema de familia; y no es un problema de familia, es un delito penal, está tipificado. Entonces esa mirada errónea que tienen los juzgados correccionales hace que el delito se perpetúe a través del tiempo. Porque no hay una sanción directa, o el concepto “vas a mandar presa a una madre”, y realmente no mandás presa a una madre al ejecutar la sanción de la ley, estás mandando preso a un delincuente. Y no solamente la madre, ya que hace veinte años había una proporción del 10% de mamás en relación al 100% de casos. Actualmente, el impedimento de contacto lo están sufriendo las madres en más de un 30% de los casos. Ya no es una problemática que sólo sufre el varón, y como lo sufre el varón hay que mirar para el otro lado. Es una problemática social, no una cuestión de géneros, el cual lo sufren mamás, papás y abuelos. De hecho, los afectados reales son los chicos.

Y los jueces de familia, ¿han analizado especialmente este problema?

En Capital hubo un hecho importante que fue la creación de los tribunales de familia, sobre los cuales nosotros teníamos mucha expectativa. Creo que falló el concepto de prevención. Porque si se establece el tratamiento de los conflictos familiares, la Justicia debe tener la capacidad de prevenir cuando toma el caso inmediatamente para que esto no se agrave. Otra cosa fue la instauración de la mediación obligatoria. No son casos justamente mediables, pues quien tiene la guarda del menor, tiene el poder absoluto. En cambio quien no lo tiene no tiene nada. Si vos querés mediar, tenés que hacerlo en condiciones de cierta paridad, y esas condiciones de paridad en los casos del impedimento de contacto no existen. Esa desigualdad provoca que la mediación, en la gran mayoría de los casos, sea un tiempo más de conflicto.

Respecto a lo que era la Justicia anteriormente, ¿ha mejorado o empeorado?

Si miro veinte años atrás y miro ahora, la labor judicial cambió favorablemente. Pero el error principal ha sido la incapacidad de trabajar en la prevención, en la inmediatez. Igualmente no es la misma actividad judicial ahora que hace veinte años. Por ejemplo, el que está sufriendo esta problemática puede despotricar contra la Justicia, tiene leyes, tiene actitudes de los jueces muy diferentes de las de antes, los tiempos son diferentes. Antes hablar de solucionarlo era imposible, pero de controlarlo también. Ahora por lo menos se puede hablar de controlarlo. Hace veinte años no estaban incorporados los equipos interdisciplinarios a los juzgados. Me pueden decir “no trabajan como corresponde”, pero están. Se pueden incorporar peritos de parte, hay mayor bibliografía, antecedentes, hay más capacidad de defensa de lo que había antes. Dentro de lo mal que puede quejarse la gente de lo que está la justicia de familia, está mejor. Es decir miramos el vaso medio vacío o medio lleno; yo prefiero mirarlo medio lleno. A lo mejor porque he visto estos cambios. Uno puede ver el cambio desde lo judicial, desde lo social, desde el individuo y desde los profesionales. Lo pude ver desde la óptica del afectado directo, desde el trabajo social, desde el trabajo legislativo y desde el trabajo netamente judicial. Al haberlo visto todo, uno se da cuenta que ha habido cambios.

¿Qué cambio resulta fundamental para el futuro?

Principalmente, tiene que haber un cambio de concepto, y el cambio de concepto es entender que la problemática de familia no puede ser mirada desde el género, y no puede ser mirada desde la permanencia del conflicto ni dentro ni fuera del juzgado. Porque cuando la persona queda atrapada dentro del ámbito del juzgado, se arma una bomba de tiempo a explotar en cualquier momento. La bomba de tiempo indudablemente vira hacia los funcionarios, porque la gente dice: “tengo un conflicto, voy, ¿hacia quién lo expongo? Hacia los funcionarios, el juez y el defensor de menores”, y después no tengo soluciones, quién es el culpable: el funcionario. Es lo que se debiera evitar, y es evitable.

Respecto a lo que ha dicho anteriormente, ¿a qué se refiere con retroalimentación social?

Esto, cuando se inició no había nada, y los casos eran aislados y no eran los miles y miles de casos que hay en todo el país y a nivel mundial. Entonces los grupos sectarios o con fanatismo de género, no estaban presente en la problemática de familia. Una vez que toma mayor exposición, ingresan los grupos de fanatismo. Una vez que ingresan estos grupos, comienza a existir una malformación de la capacitación. Con esta malformación de la capacitación empiezan a existir profesionales del derecho y la psicología que equivocan el rumbo y lo ven desde el género. Al verlo desde el género alimentan, por ejemplo, el dejar de lado el derecho de un padre por ser varón o el defender la ilegalidad por el hecho de ser mujer. Y eso trasladado como conceptos ideológicos. Estos conceptos son defendidos por sectores que a lo mejor tienen cargos importantes o poder en los medios de comunicación, y por lo tanto crean la impunidad. Si alguien puede estar permanentemente en los medios de comunicación, en las conferencias, en los cursos de capacitación, y repite sistemáticamente una idea errónea o falsa, esa idea falsa, por de donde viene o por la pasividad, se termina por aceptar como cierta. Por eso esto se retroalimenta. Por ejemplo, en el tema del SAP, hay sectores fanáticos que afirman que es para defender a abusadores y violadores, algo totalmente erróneo.

¿Y el Síndrome de Alienación Parental –SAP-, cómo nació, cuál es su concepto?

El SAP nace del doctor Gardner en los Estados Unidos, el cual lo aplica en situaciones de pareja, de conflicto de separación, de vínculo, pero los separa de los que pudieron nacer de abusos o violaciones. Esto se da en situaciones en los que no hay antecedentes ni de maltratos ni de abusos, donde la relación de los hijos con los padres era buena, y de repente aparece, cuando esta pareja ingresa al sistema jurídico. Todas estas historias: de maltrato, de violencia, de abuso de los chicos y demás, como si algo apareciera por generación espontánea. Si no hay antecedentes, uno puede decir que está en presencia del Síndrome de Alienación Parental. Si hay antecedentes de violencia, o de abuso, no se puede utilizar el SAP, ya que no fue creado para ello. Puede haber un motivo para que la persona impida el contacto, pero lo deberá justificar legalmente. Puede haber un motivo para que el hijo rechace a la mamá o al papá, porque hubo golpes, hubo violencia o agresiones, eso está, pero como antecedente. Es como si alguien abre una puerta de una habitación en la cual no hay nada. De repente la cierra y la vuelve a abrir y la encuentra llena de cajas. Es imposible. Si no había nada antes, ¿cómo es que se llenó de odio, rencor y resentimiento? Ese es el problema que hubo cuando se tomó con fanatismo.

¿Qué tipo de medidas legislativas ha ayudado a crear APADESHI?

Nosotros llevamos el proyecto que dio origen a la ley 24.270, hemos luchado en el Congreso para que se impulse esta ley, se habló con el 100% de los diputados y senadores, no con algunos, sino con todos y cada uno de ellos. Tuvimos entrevistas personales explicándoles a cada uno, intercambiando opiniones, hasta que la ley fue finalmente aprobada y promulgada. El año pasado, el 2006, logramos que se sancione en la provincia de Santa Cruz y en la provincia de Mendoza el registro de obstructores de vínculos, similar a lo que es el registro de deudores morosos. Las dos provincias los tienen sancionados, lo que falta es que lo pongan en funcionamiento. Y después logramos que sea presentado ese mismo registro en la Cámara de Diputados de la Nación, en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, en Santiago del Estero, en San Juan, en Neuquén, en Misiones y Chubut, y estamos actualmente conversando con otras provincias más. Y después tenemos otros proyectos, por ejemplo el tiempo de convivencia mínimo, en la que se establecen pautas de visitas mínimas para que entre a regir si las partes no se han puesto a un acuerdo, salvo que hubiera razones graves comprobadas. Que se aplique de entrada, y después se resolverá si se da más o menos tiempo, pero que por lo menos se preserve el vínculo entre los padres. Igualmente presentamos un proyecto de ADN, para establecer la obligatoriedad del ADN de los hijos con el padre, ya que apareció otra línea obstructiva, que es una vez separados decir que no es el padre, impedir que se le de el régimen de visitas, obligando a hacer una serie de pruebas y ADN, para que después de uno o dos años decir que efectivamente era el padre.



david mosquera schvartz / dju
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