10 de May de 2024
Edición 6963 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 13/05/2024
Luis Catardo. Presidente de la Cámara del Trabajo.

"La Ley de Contrato de a poco se va a ir aggiornando por los nuevos conflictos laborales"

El actual presidente de la Cámara del Trabajo, Luis Alberto Catardo, recibió a DiariJudicial.com en el despacho del tercer piso del edificio que posee la Cámara en Lavalle al 1500. Con relación a la Ley de Riesgos del Trabajo, el camarista sostuvo que se encuentra “superada por la realidad y los tiempos” y “la gente trata más de recurrir a una indemnización integral que la que da el Código Civil”. Asimismo, el magistrado se mostró preocupado por la falta de nombramiento de jueces ya que el fuero posee 32 vacantes en primera instancia de las cuales 17 ya cuentan con ternas. Por eso aclaró que “hay conversaciones que nos dicen que esos pliegos podrían salir antes de mitad de año”.

¿Cómo se encuentra el fuero actualmente?

Estamos con algunos problemitas, como ser la falta de nombramiento de jueces que se viene postergando. Hay un 40% de jueces que integran el fuero que no están nombrados todavía. Hay conversaciones que nos dicen que esos pliegos podrían salir antes de mitad de año. Y la litigiosidad no ha crecido tanto y esta situación de carencia de jueces esta paliada por jueces subrogantes y con el esfuerzo de funcionarios y empleados. Pero no deja de ser un problema.

¿El problema es mayor en primera o segunda instancia?

En primera, en segunda instancia sólo tenemos tres vacantes que ya han sido llamadas a concursos. En primera instancia tenemos 32 vacantes de las cuales hay 17 que ya están con las ternas en el Ministerio de Justicia esperando pasar a manos de la presidenta. Se van produciendo más vacantes, últimamente ha habido nuevas renuncias y también convocatorias. Como la del juez Fernández Madrid que se había jubilado y que ahora vuelve convocado a la misma sala VI.

¿Cómo está el fuero en cuanto a informatización?

Hemos avanzado muchísimo, habrás visto en los pasillos todas las máquinas [N de la R: en los pasillos de la sala había una decena de cajas con computadoras] hay directivas muy precisas del presidente de la Corte de que la informatización está al servicio de la Justicia. Él ha sido muy consecuente con una política de informatizar y llegar al expediente digital. Vamos camino a eso. Ahora llegaron máquinas nuevas que las estamos distribuyendo pero se están haciendo cursos porque el sistema operativo es un poco complejo. A partir de junio los poderes se van a hacer vía web y eso va a facilitar mucho la labor.

La jurisprudencia de la Cámara critica la Ley de Riesgos del Trabajo ¿Cuál es su opinión al respecto?

Ustedes saben que la Corte Suprema ya ha dictado una serie de inconstitucionalidades, hay un proyecto del diputado Recalde y otras organizaciones presentaron proyectos para reformar la Ley de Riesgos del Trabajo que no ha dado los frutos esperados, posiblemente superada por la realidad. La gente trata más de recurrir a una indemnización integral que la da el Código Civil que una Ley especial. Está superada por la realidad y los tiempos. Creo que la reforma es inminente.

Sectores critican la denominada doble vía ¿Usted qué opina?

No es tan así. El conflicto laboral se dirime en esta Justicia, lo que pasa es que en materia de daños puede alguno recurrir a la Justicia Civil pero esta vía es más expeditiva porque el procedimiento nuestro es de oficio. Quiere decir que alguien mete una demanda y esta va a seguir su curso, aunque salga mal después si no la imprimen, porque nuestro procedimiento hace que todo siga hasta la sentencia impulsado por nosotros mismos. En cambio, en la Justicia Civil el procedimiento no es de oficio y ahí tiene que haber un abogado siguiendo todas las secuencias de un juicio, mientras que acá no. Al ser un procedimiento verbal y actuado las cosas se facilitan más. La especialización del juez del trabajo no es la que tiene el juez civil, nosotros estamos preparados para esto. Es más, para ingresar al fuero hay que dar muchos exámenes, para ser juez hay que tener una especialidad, dar cursos, hoy es bastante complejo llegar a ser juez del Trabajo. Esto es una especialidad, una rama del derecho que ha crecido y ha superado al derecho Civil en el aspecto específico propiamente dicho.

¿Cree que necesita la reforma de la Ley de Contrato de Trabajo?

Las reformas siempre son bienvenidas en tanto y en cuanto sean integrales. Las reformas parciales van a producir un semillero de confusión. La ley vigente de Contrato de Trabajo es una estructura, es decir, un conjunto de partes unidas a un todo en una unidad de fundamentación. Si yo toco alguna pieza de esta estructura esta se puede caer. Lo que va interpretando y mejorando es la jurisprudencia. La jurisprudencia va corrigiendo, superando algunas falencias de la Ley que van quedando rezagadas. En este momento la gran hacedora del derecho es la jurisprudencia. La Ley de Contrato de a poco se va a ir aggiornando de acuerdo a los nuevos conflictos laborales, por ejemplo el derecho colectivo que la Ley no lo toca. La Ley de Contrato es una reseña integral de todo lo que fue la jurisprudencia en materia de Trabajo. Se necesitan refrescos pero hay que ser muy cuidadoso. Por ejemplo lo que está pasando con el Código Civil, no es mi especialidad pero hay gente que está esbozando críticas de sectores sociales que quieren participar, como la Iglesia y el Colegio de Abogados, ya que de un Código de 4500 artículos se haya quedado en 2500, eso va a traer alguna consecuencia.

Usted habla de que la realidad supera a la normativa. Ejemplo de esto puede ser el tema de las tercerizaciones donde la Cámara Laboral se pronunció a partir de un Plenario ¿Cuál es su visión al respecto?

Hoy la tercerización ha cobrado realismo, incluso en el Poder Judicial se ha mercerizado la limpieza. Hay realidades sociales que hacen que queden obsoletas ciertas normas y doctrinas pero lo importante de todo esto es que la jurisprudencia va morigerando todo esto. Esta es una de las justicias que mas plenarios tiene. Vamos tratando de unificar criterios para que los litigantes sepan a que atenerse y no que cada juzgadito con su librito. Estas realidades como la tercerización o la flexibilización laboral son buenas pero a veces atentan contra los derechos fundamentales. Por ejemplo, nosotros tercerizamos la limpieza y la mayoría de la gente quiere ingresar al Poder Judicial porque ven los sueldos que cobramos acá, mientras que en las empresas de limpieza cobran dos mangos los muchachos. Nos han venido propuestas del sindicato de incorporar a la gente con nosotros.

Usted nombró la importancia de la capacitación. ¿Qué perfil del juez que se necesita?

Esa pregunta es inevitable. Todo va en la formación que hayamos tenido, a partir de la Facultad y de las disciplinas que uno va adquiriendo a través del tiempo que conforman la personalidad del juez. Las condiciones políticas, religiosas, todo eso va mostrando algo que es la personalidad del juez. La capacitación hoy es natural que la tenga porque no podemos manejar toda la ley si no leemos a diario las revistas de doctrina, la jurisprudencia, si no asistimos a cursos, conferencias. Lo que si tiene de particular es que el juez, a diferencia del abogado, es otro personaje. Alguna vez escribí un artículo que se llamaba “El camino del razonamiento del juez”, donde digo que nosotros tenemos lo que se llama una vocación. Vocación significa llamado, convocatoria, la Ley de las doce tablas decía: “si alguien es llamado a Justicia debe compadecer”. Eso es un mensaje para la sociedad porque los que estamos acá adentro hemos sido llamados, no nos quedamos por el sueldo, porque hubo épocas donde ganábamos muy poco, nos quedamos por una verdadera vocación. Para el caso del juez es un llamado un poco especial, el juez habla por sus sentencias dice el viejo dicho. Yo agregaría más, la sentencia es un acontecimiento social. Una vez que sale del puño del juez gana la calle. A veces la calle dicta la sentencia, no tanto en el caso laboral, pero en el caso penal. Pero en su interioridad el juez tiene una cierta soledad que no la tiene el abogado. Pobre juez de la vida el que nunca fue reo, si no conoce la realidad, si dicta sentencia desde una torre de marfil va a ser un mal juez. Tiene que estar en la calle, tiene que andar en un taxi, en un colectivo, tiene que ver lo que pasa. El juez tiene esa soledad que hace que por las noches siga pensando en el trabajo, mientras que por ejemplo un albañil –sin despreciar a la profesión porque mi padre lo fue- no cuenta ladrillos a la noche, el juez sí piensa como va a resolver este caso humano. En cuanto al perfil del juez, las antiguas partidas decían que el juez deber ser manso, un hombre profundo, y debe ser un hombre comprometido con la sociedad que le toca vivir. Hoy se hace más dificultoso ser juez al haber un Consejo de la Magistratura y una sociedad que puede hacer impugnaciones, al estar esta Corte Suprema que publicita todo lo que hace, esto está mostrando que hoy cualquier ciudadano puede llegar a una sentencia.

¿Cómo ve el trabajo del Consejo de la Magistratura?

De varios lados hay algunas críticas, no tanto a su conformación, sino al tiempo que duran los concursos. Al ser el juez un cargo muy especial se pone el acento en mirar bien al candidato, que pasa por varios estamentos. Creo que el balance en general el bueno. El sagrado dedo no se equivoco tanto, hubo casos –como siempre- de corrupción, ahora también, no tanto. Los diarios están informando de tres o cuatro casos de remoción de magistrados que son muy pocos en comparación de lo que es toda la Justicia.

Igualmente, hay una gran cantidad de denuncias contra jueces...

La mayoría, yo tengo algunas, son desestimadas in limine. Lo que pasa es que al haber tanta publicidad de la actuación del juez, al estar tan expuesto el juez como los jueces penales, es muy delicada. Denuncias tenemos todos, pero creo que el 90 % son desestimadas in limine. En el caso mío, y en el de muchos colegas jueces, nos cuestionan nuestra actuación jurídica y no nuestra actuación social. A mí que me vieran jugando en el hipódromo fortunas sí sería reprochable, pero que yo tenga una convicción sobre determinados temas jurídico no quita que tú puedas tener otras. Eso hace que muchas veces nos hagan denuncias infundadas por manejo de las normas jurídicas no expectantes para el que espera determinada conducta. A mí me hicieron una, una pareja, porque yo dije que su actuación no era tipificante de una relación laboral. Había trabajado para un diario pero de una manera particular, no vinculante dentro de un contrato de trabajo, y nosotros rechazamos la demanda y nos hicieron una denuncia diciendo cómo un juez de primera instancia dice una cosa y nosotros otra. Nosotros tenemos todas las facultades para hacer eso dentro de las normativas.

¿Las cuestiones mediáticas influyen en las sentencias?

El juez no puede apartarse de las realidades que le toca vivir. La sentencia es fruto de un procedimiento que nos obliga a seguir ciertas nombras y después de eso dictamos una sentencia que tiene que ser coherente con lo que recolectamos de prueba. Si yo, que no soy juez penal, tuviera que juzgar a un violador, mi condición de padre y abuelo harían entrar ciertos valores que a lo mejor me condicionarían. Como también hay ciertos jueces, ciertas cámaras, que tienen una tendencia a favor de los trabajadores mientras que otros jueces están en término medio y otros más bien proclives a la defensa de los empleadores. Digo esto porque es la naturalidad. Yo he sido trabajador y conozco la mecánica de los trabajos y pienso que hay una hiposuficiencia del trabajador frente al empleador, está en menores condiciones. Esta es una teoría mía, el contrato de trabajo, que se supone que es bilateral no es así, es un contrato de adhesión. Si voy a Coca Cola no voy a poner las condiciones, ya me las imponen, y esa bilateralidad de la que me hablan no es tal. Acá partimos de la base de que el que más sufre en la relación es el trabajador.

¿Cómo ve a la Justicia Argentina?

Yo la veo bien, por más que mediáticamente recibe reproches. Ser juez no es fácil, fallar es una cuestión de estar completando el plan de Dios. Tener ese resorte en las manos nos hace ser mucho más prudentes que lo que la gente cree. Los jueces no tenemos miedo a fallar sino a equivocarnos. El Poder Judicial es el poder que menos dolores de cabeza le ha dado a este y a muchos gobiernos. El Poder Judicial es el último recurso de los ciudadanos, es un poder controlador, es un poder gris. La Justicia sería un principio de interrespetuosidad moderada del bien.

 



gustavo ahumada

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