Así lo aseguró Héctor Mella, el fiscal de Atacama, la zona en la que está ubicada la mina en la que 33 operarios permanecen atrapados a 700 metros bajo tierra. Los dueños de la compañía son Alejandro Bohn y Marcelo Kemeny. La familia de uno de los mineros había denunciado a las autoridades del Servicio Nacional de Geología y Minas, entidad encargada de fiscalizar la minería.
El fiscal de Atacama, Héctor Mella, aseguró este lunes que firmará una orden de arraigo para impedir que salgan de Chile de los dueños de la minera San Esteban, Alejandro Bohn y Marcelo Kemeny. San Esteban opera la mina San José, donde desde el último 5 de agosto están atrapados 33 operarios a 700 metros bajo tierra.
Mella requerirá esa medida por otra causa que se inició a raíz de la amputación de una pierna que sufrió el 3 de julio de 2010 el trabajador Gino Cortés, mientras realizaba faenas en el yacimiento ubicado al Norte del país andino.
El fiscal Mella dijo, en declaraciones a una radio chilena, que aún no definió sobre si correspondía la privación de la libertad de ambos empresarios.
El derrumbe que dejó a 33 personas 698 metros bajo tierra se judicializó el jueves último con la primera denuncia presentada por la familia del minero Raúl Bustos en contra de los dueños del yacimiento y de las autoridades estatales que permitieron las operaciones de la empresa.
En declaraciones a la prensa, el abogado de la familia de Bustos, Remberto Valdés, dijo que la denuncia era “por el delito de prevaricación” y agregó que se busca “la sanción penal por haber obtenido irregularmente la autorización para el ejercicio de las faenas y así dejar atrapados a los 33 mineros”.
La denuncia, que recayó en un juzgado de Caldera -a donde pertenece el yacimiento San José- se interpuso contra Bohn y Kemeny y contra las autoridades del Servicio Nacional de Geología y Minas, entidad encargada de fiscalizar la minería en Chile.
El viernes último, la justicia chilena había ordenado retener 1,7 millones de dólares a la empresa minera San Esteban.
Además, trascendió que el yacimiento San José estuvo cerrado por mucho tiempo y reabrió en 2008 por la suba del valor del cobre, pero en precarias condiciones para los trabajadores.