La acusada tiene 39 años y es juzgada en la Cámara primera del Crimen por presuntamente haber privado a su hijo de un tratamiento médico específico, alegando pertenecer a la Iglesia o Asociación Evangélica Misionera del Poder. Su hijo murió el 3 de agosto de 2001 en el Hospital de Niños Santísima Trinidad de Córdoba, luego que en febrero de 1998 los médicos de la Clínica Savio SA, de Río Tercero, le detectaran al niño un linfoma tumoral maligno.
Tras recomendar su tratamiento en un instituto especializado de la capital cordobesa, intervino el servicio de oncología de la Clínica Romagosa, donde se certificó el diagnóstico realizado en Río Tercero y se recomendó someterlo a quimioterapia. Pero pasado un tiempo, los médicos advirtieron que la enfermedad había avanzado, a lo que la madre del menor habría alegado que su hijo estaba protegido por sus creencias religiosas, ya que pertenecían al culto de la Iglesia Misionera del Poder.
De acuerdo al testimonio de los médicos en la etapa de instrucción de la causa, la mujer habría dicho que en lugar de las indicaciones de los facultativos sólo eran necesarias las oraciones, por lo que se presentó una denuncia en la que intervino el juez de Menores de Río Tercero, Fernando Morales, quien ordenó el tratamiento del chico en el Hospital de Niños Santísima Trinidad.
Por su parte, la directora del servicio de oncología de ese establecimiento asistencial, Emma Tramunt, dispuso distintas prácticas que su madre "no cumplió", según lo dijo la propia médica en la última audiencia del juicio que se lleva adelante: "cuando volvió al hospital, seis meses después de la primera internación, ya su estado se había desmejorado notablemente", comentó la médica.