La Sala Segunda del tribunal confirmó la medida dictada por la juez federal María Servini de Cubría contra Francisco Gómez, un ex integrante de los Grupos de Tarea de la Aeronáutica, y su ex esposa Teodora Jofre, por la sustracción, ocultamiento y retención de un menor de menos de 10 años hijo de Patricia Roisinblit y José Manuel Rojo.
La magistrada también encontró responsable a Gómez y su ex mujer por falsificación ideológica de documento público destinado a acreditar la identidad de las personas.
La pareja fue secuestrada en 1978 por fuerzas de seguridad y trasladados al centro clandestino de detención que funcionó en esa dependencia de la Armada, cuando la mujer se encontraba embarazada de ocho meses.
La criatura, de acuerdo a los testimonios recogidos, nació en cautiverio el 15 de noviembre de ese año, con la asistencia del médico Jorge Luis Magnacco, implicado en el funcionamiento de una maternidad clandestina cuya dirección se le atribuye al ex capitán de la Armada Jorge "Tigre" Acosta, actualmente detenido por esos hechos.
En la causa, la Justicia ponderó los exámenes de ADN practicados a Guillermo Gómez quien resultó ser el hijo de la pareja de desaparecidos.
Su abuela materna, Rosa Roisinblit, dirigente de las Abuelas de Plaza de Mayo, le pidió a la jueza Servini de Cubría -quien ya restituyó unos 60 hijos de desaparecidos a sus familias biológicas- que determine si se trataba de su nieto Rodolfo Fernando Pérez Rojo.
Las abuelas tuvieron pistas firmes respecto del joven cuando recibieron en su sede una denuncia que localizaba a Francisco Gómez, identificado como integrante del grupo de tareas de la ESMA, desempeñándose como portero en un colegio de San Miguel, en el oeste del Gran Buenos Aires.
Además, en el área de Investigaciones de la entidad de derechos humanos se desempeña María Eva Pérez, quien sospechó que el joven en cuestión podría ser su hermano y estableció los primeros contactos telefónicos con él y lo convenció diciéndole que si tenía dudas sobre su identidad y sus orígenes que se acercara a la entidad.
En su testimonio María Eva recordó que "rápidamente asoció los hechos con la desaparición de sus padres y el nacimiento del que fuera su hermano. Y como en las referidas denuncias le indicaban el lugar preciso donde trabajaba Guillermo, se trasladó personalmente haciéndole entrega de una nota en la que le decía que si tenía dudas sobre su propia identidad, debía concurrir a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo".
Ese mismo día el joven se presentó en la entidad y consintió la extracción de sangre de un dedo para ser enviada al Banco de Datos Genéticos que la institución posee en los Estados Unidos, en Washington, a cargo de Mary Claire King, quien llegó a la conclusión que se trata del nieto de la dirigente y hermano de María Eva Pérez.