Durante la última audiencia, que puso punto final al juicio iniciado el 30 de marzo, se leyeron los fundamentos de la sentencia del juez Omar Facciuto, elaborados sobre la base del alegato del fiscal Randle que había pedido la absolución por entender que el imputado actuó en legítima defensa. Facciuto calificó de "proporcional" la actitud del procesado en cuanto sacó un arma "para defenderse en legítima defensa" para repeler "agresiones que comenzaron siendo verbales hasta convertirse en un ataque físico".
Asimismo entre las consideraciones tanto del fiscal como de la defensa se sostiene que “el paseo de un anciano, con su perro en una plaza, no puede considerarse como una amenaza pública".
Con esta aseveración descartaron que la actitud de Etchecolatz pudiera considerarse como una “provocación” de su parte, a diferencia de lo que argumentó la querella quien puso de resalto el hecho de que “un hombre con pasado de torturador, en vez de huir ante la agresión de los jóvenes, los enfrentara con un arma”.
En el juicio se comprobó que el arma esgrimida por Etchecolatz era de juguete.
El público presente en la sala de audiencias no pudo evitar mostrar su indignación ante el veredicto y a los gritos de "torturador" y "te vas a morir en el infierno", dejaron la sala donde se desarrolló el juicio.
Luego de la sentencia, trascendió que la parte querellante apelará el fallo ante el Tribunal de Casación Penal. El abogado querellante Horacio Ravena, advirtió la “gravedad del hecho”, en referencia a los argumentos de la absolución que dictó el juez Omar Facciuto. “Es muy grave que cualquiera saque un arma para defenderse de un insulto", expresó.
Asimismo, el letrado dijo que la decisión del tribunal estaba dentro de las posibilidades que se avizoraron luego del alegato del fiscal Sebastian Randle.
"Siento dolor e indignación, pero no me veo desalentado a seguir peleando", dijo por su parte el joven Fernando Cóppola, querellante en el juicio. Además, señaló que "para el juez parece que no importa considerar la provocación que significa que un genocida porte un arma".
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